Son ellos que me hablan a mi
Dibujos de un encierro
2020
Empecé este diario el 16 de marzo de 2020, segundo día de nuestro confinamiento obligatorio por la pandemia mundial del Covid 19. Me niego a nombrarlo en femenino, es un puto virus. A ver si ahora, otra vez, nos la vamos a cargar nosotras. Decía: Segundo día de nuestro confinamiento obligatorio por la pandemia mundial del Covid 19, cuando el mundo entero se encerró en sus casas, las calles quedaron vacías y solo se oía un barullo de noticias aterrorizando a la población. Decidí ir a pasar unos días con la family. Al salir de casa pensé qué me llevaría al fin del mundo, qué necesito para pasar los últimos días de mi vida. La respuesta es sencilla: Unas mallas, un chándal hip hopero, 3 camisetas, 2 jerséis, algo de ropa interior, neceser, libros, muchos blocks, bolis a mogollón y mi Potato Váder. Me lo regaló Mr. Sothebys hace unos años y ¡dio en el clavo! Váder me acompaña desde todas las mesitas de noche que he tenido desde entonces. Y es que me protege, me entiende y siempre, siempre, me alegra cuando me mira con esa cara de: “Estoy haciendo algo muy serio pero no me acuerdo qué, ¿mejor jugamos a algo?”.
¡Qué gran decisión! Tenerlo a mi lado me hizo el encierro más llevadero. Y es que sí, me habla: Todo irá de puta madre porque nada es tan importante, repite. Desde el primer día me propuso un juego: Busquemos muñequitos por la casa a ver qué dicen. ¡Vamos, hay mucho trabajo que hacer! No dudé un segundo: Lo seguí incansablemente con mi boli los primeros 42 días en los que vivimos más allá de la ciencia ficción. Del encierro a la Fase 0.